Detente, sólo un instante
cesa tu ciega carrera
acalla el estruendo que has creado
porque no quieres oir
y escucha.
Intentas cortar tu lengua
porque temes que se vuelva contra ti
que asalte tus heridas infectadas
y arranque la podredumbre que las llena
con ese dolor que tanto temes.
En tu huida arrojas lo que es tuyo
aminoras peso deshaciéndote de ti misma
en un desquiciado intento de aumentar
una velocidad que nunca es suficiente
porque no tiene rumbo.
Vendes tus alas por instantes de olvido
niegas que haya luz
para no admitir tus tinieblas
estrella hundida en el barro
por miedo a la inmensidad del universo.
Te lo ruego, busca cualquier lugar
donde puedas verte reflejada
y allí observa lo que eres y estás llamada a ser
tu pasado, tu presente y esas lágrimas
que si no riegan tu piel ahogarán tu alma.
El tiempo hace crecer lo vivo
y descompone lo que ha muerto
cada segundo es tu amigo
si quieres romper las sombras
y tu verdugo si las sigues esquivando.